Chema Madoz y Andy Warhol, ni juntos ni revueltos

Lo que une a estos dos artistas geniales es su coincidencia en el tiempo, ahora, y el lugar, Madrid, a través, claro de sus obras. El primero ofrece 34 imágenes inéditas sobre un tema concreto, Asturias, pero sin renunciar a sus señas de identidad artística, dentro de la serie ‘El viajero inmóvil’. Una de ellas muestra un hacha cuyo filo, en uno de estos juegos tan ‘madocianos’, es también de madera.

Premio Nacional de Fotografía en 2000, Madoz ofrece una vuelta de tuerca al proceso fotográfico creativo. En lugar de viajar al lugar concreto que se quiere evocar, en este caso Asturias, Madoz trabaja con la propia idea que tiene de Asturias, para luego materializarla en un objeto único y transgresor de nuestras propias fronteras mentales. Propone, pues, un viaje inmóvil en el que la imaginación juega un papel clave para entender y sentir Asturias, a través de sus iconos más reconocibles. Hasta el 16 de abril, en la sala 1 del centro Conde Duque, con entrada gratuita.

Y de Madoz, a Warhol, artista que también supo sacralizar los objetos, muchos de ellos de consumo, hasta llevarlos a categoría de arte. En este caso, no se trata de sus serigrafías de Marilyn o Elvis, sino de fotografías del propio Andy Warhol, en una visita a Madrid que realizó en un febrero de 1983, apenas cuatro años antes de su muerte.

En un arranque de atrevimiento, que no molestó al ya mítico artista, una de las propietarias del bar Cock, que le acompañaba en las excursiones, se dedicó a fotografiarlo en todo momento, durante el viaje a Toledo. Su llegada, entonces, fue un acontecimiento, tanto que nadie tuvo el arrojo de Teresa Nieto, la autora de estas fotos, que ahora se pueden ver en el bar Cock, uno de los locales más emblemáticos de la ciudad por la calidad de sus cócteles y su ambiente acogedor. Una excusa perfecta para probar sus famoso dry Martini o Sex on the Beach, en la trasera de Gran Vía.

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